La gingivitis es la más frecuente y leve de las enfermedades periodontales. Consiste en la inflamación de la encía. Sus síntomas son los de todo proceso inflamatorio, es decir, enrojecimiento de la encía, ligeros cambios en la forma y sobre todo, tendencia al sangrado. El sangrado puede aparecer durante el cepillado o incluso de manera espontánea en los casos más graves.
Cuando la encía está sana debe tener un color sonrosado y no debe sangrar tras el cepillado de los dientes. El sangrado de la encía es algo que nunca puede considerarse normal.
Las bacterias que todos tenemos en la boca son las causantes de la gingivitis. Se van acumulando sobre la superficie del diente formando lo que se conoce como placa bacteriana. La principal causa de inflamación de la encía (gingivitis) es la presencia de placa bacteriana.
Si la placa bacteriana no se retira correctamente de la superficie del diente mediante un cepillado, finalmente se puede llegar a calcificar produciéndose lo que llamamos cálculo o sarro dental. La presencia de sarro favorece que se acumulen más bacterias y por tanto la gingivitis se agrava. Las bacterias y el sarro van profundizando entre la encía y el diente haciendo imposible su retirada con el cepillado. La inflamación de la encía se hace por tanto crónica y puede complicarse hacia una periodontitis en personas que son susceptibles a ella.
La periodontitis (también conocida como piorrea) consiste en la pérdida del hueso que rodea y sujeta a los dientes. La placa bacteriana y el sarro acumulados van profundizando entre la encía y el diente y se va produciendo cada vez más pérdida de hueso. Dependiendo del tipo de encía uno puede ser capaz de observar cómo se retiran sus encías (recesión) viéndose los dientes más largos. También pueden observarse huecos o triángulos negros entre los dientes como consecuencia de la retirada de las encías. Si la pérdida de hueso avanza de manera considerable los dientes pueden finalmente empezar a moverse, pudiendo llegar a perderse.
Cabe mencionar que sólo el 4% de la población mayor de 35 años está libre de gingivitis, mientras que el 96% restante presentan algún tipo de alteración de la encía, bien en forma de gingivitis (46%) o bien en forma de periodontitis (50%). Es decir, tanto la gingivitis como la periodontitis (o piorrea) son un problema mucho más frecuente de lo que generalmente se cree. Además la periodontitis es la responsable de la mayor parte de la pérdida de los dientes en el adulto.
Cuando la periodontitis está en una fase inicial es prácticamente imposible diferenciarla de la gingivitis a simple vista, por lo que es necesaria la visita al periodoncista para su correcto diagnóstico.
La encía de los fumadores puede no sangrar debido al efecto que produce la nicotina. Por ese motivo es difícil para un fumador darse cuenta de si tiene algún problema ya que su encía tendrá habitualmente un aspecto relativamente sano. Además, cuando los fumadores tienen periodontitis, su problema suele ser más grave que en las personas que no fuman.
Se ha demostrado que puede perjudicar a otras áreas del organismo como por ejemplo favoreciendo los accidentes cardiovasculares.
Los pacientes con diabetes descontrolada tienen unas periodontitis mas graves que cuando la diabetes está controlada.
El estrés puede agravar la periodontitis.
El tratamiento es mucho más eficaz cuanto más rápida sea nuestra visita al periodoncista. Es necesaria una exploración clínica y radiológica para diseñar un tratamiento específico. El tratamiento puede ser laborioso pero resulta eficaz. Consiste en la realización de una serie de limpiezas profundas dirigidas a eliminar el sarro y bacterias que causan la enfermedad. Evidentemente también es recomendable controlar los factores que pueden influir negativamente en la periodontitis como tabaquismo, estrés o diabetes. Un tratamiento a tiempo siempre es mucho menos complejo que cuando la enfermedad está más avanzada.
Una vez finalizado el tratamiento activo es necesaria una fase de mantenimiento que evitará que vuelva a aparecer el problema. Un tratamiento periodontal correctamente realizado no tiene por qué repetirse en el futuro si se realiza un correcto mantenimiento.