El mantenimiento es la fase del tratamiento que se inicia inmediatamente después de finalizar la rehabilitación de las ausencias dentarias con implantes. El objetivo de este mantenimiento es preservar a lo largo del tiempo la salud e integridad de los tejidos alrededor del implante, así como los componentes de la prótesis.
Existen dos tipos de complicaciones:
1.-Complicaciones de tipo infeccioso, como la mucositis periimplantaria y la periimplantitis. Consisten en la inflamación inicial de los tejidos periimplantarios (mucositis) que puede evolucionar a destrucción del hueso que sujeta los implantes (periimplantitis) produciéndose incluso la pérdida del mismo. Es un proceso muy similar al que acontece alrededor de los dientes si bien en ese caso se denomina periodontitis o piorrea.
2.- Complicaciones de tipo mecánico. Periódicamente se deben verificar los componentes de las prótesis para detectar aflojamientos del tornillo de fijación. De no detectarse el aflojamiento podría producirse la fractura del tornillo quedando parte del tornillo alojado en el interior de la rosca del implante siendo muy laboriosa su eliminación, a veces incluso imposible, por lo que puede tener que ser extraído el implante.
Consiste en hacer unas revisiones periódicas para evaluar diversos parámetros como, el estado de salud de los tejidos alrededor de dientes e implantes, el grado de control de placa bacteriana por parte del paciente, la estabilidad radiográfica de los niveles de soporte óseo, etc.
Además en esa misma sesión se procede a eliminar los depósitos de placa bacteriana y cálculo que se hayan podido formar alrededor de los dientes e implantes del paciente y se dan las instrucciones para tratar de evitar que vuelvan a formarse en el periodo de tiempo que transcurrirá hasta la siguiente cita.
No es lo mismo. De entrada hay una gran diferencia en el tiempo que empleamos. En una sesión de mantenimiento estamos aproximadamente una hora con cada paciente, mientras que una limpieza convencional rara vez excede los 30 minutos de duración. Además el instrumental empleado difiere del utilizado en una limpieza convencional, ya que además de emplear los ultrasonidos empleamos instrumental manual para acceder a las zonas de difícil acceso.
Depende de varios factores. Fundamentalmente se tiene en cuenta la colaboración del paciente. Por ejemplo, un paciente que se cuida mal o es fumador, requiere unos cuidados y revisiones más frecuentes que aquellas personas que tienen muy buenos hábitos de higiene oral y no fuman. Por tanto la frecuencia varía en función de la colaboración del paciente. En cualquier caso durante el primer o segundo año tras el tratamiento hacemos unas revisiones más frecuentes para conocer cómo va a evolucionar el paciente.
Periódicamente hay que hacer nuevas exploraciones radiográficas para compararlas con las iniciales y valorar la estabilidad del soporte óseo. Las posteriores exploraciones radiográficas se irán espaciando en función de la evolución de cada caso.